¡Nos dejaremos la voz en ello!

INTRO (Programa Contraparte 17 de Abril) – Una realidad en la que España impide ejercer el derecho a voto a unas 80.000 personas con discapacidad. La inacción a nivel político, tanto en el parlamento como las sedes de los partidos, ha dejado las cosas tal y como estaban. Obviando una necesaria reforma legal para abrir el derecho a voto a aquellas personas que conviven con algún trastorno intelectual. Los legisladores marginan, en la sombra, mientras tratan de ensalzar (de palabra) el concepto de sufragio universal. Aunque queda preguntar: ¿cuáles son las dimensiones de ese universo para algunos que dirigen las formaciones políticas?

Una realidad que celebra la no expulsión de una ciudadana camerunesa que ha pedido asilo al gobierno español. Cristel es lesbiana y, por ello, es perseguida en su país. Ante el riesgo de enfrentarse a penas de cárcel huyó del país africano para solicitar ayuda y solidaridad. La encontró en los españoles pero no en sus representantes políticos. La primera medida fue calentar los motores de un avión para deportar a esta mujer. Finalmente, la presión social y ciudadana logró paralizar el proceso de expulsión. En una ocasión, una más, se demuestra que la sociedad va muy por delante de las decisiones políticas.

Y, la tozuda realidad también nos lleva hasta la valla de la infamia. En Melilla, hubo tres payasos en rebeldía que se encaramaron a la verja como escena de denuncia. Acabaron por desnudarse ante los agentes de la Guardia Civil y los profesionales de los medios de comunicación. Esa misma noche hubo un nuevo intento de cruzar del mundo pobre al mundo rico. Pero nadie consiguió su propósito. Los intentos se quedaron en eso: en un mero intento fallido. Los tres payasos se mostraron ante el mundo tal y como su madre les trajo al mundo. Con el mismo desamparo y desproteción que los gobiernos de España y Marruecos aplican en materia de Derechos Humanos. Cabe recordar que los acuerdos y convenciones de Naciones Unidas están para cumplirse y no para incumplirse.

Cercenar derechos, en nombre la seguridad y estabilidad, no puede convertirse en un argumento válido para seguir aplastando las esperanzas de quienes emigran. Por que emigrar es algo más que un capricho. Tenemos entendido suele hacerse por necesidad. A pesar de que algunos siguen haciendo oídos sordos por mucho que se les grite.

¡Nos dejaremos la voz en ello!

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