Los corruptos en la Cooperación al Desarrollo también entran prisión

La tozuda realidad: Una realidad en la que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España ha advertido de la presencia de menores de 16 y 17 años en el país que realizan trabajos peligrosos, una conclusión que extraen del hecho de que este colectivo sufre al año unos 350 accidentes leves de los que una cuarta parte son por sobreesfuerzos. Y, ¿desde cuando un país desarrollado tolera un dibujo del mercado labora así?, ¿qué compromiso social puede ofrecer un tejido empresarial es proclive a utilizar a menores en sus actividades?

En este sentido, la insensata realidad se ceba, una vez más, con infancia. El trabajo infantil emplea a 1,6 millones de niños con edades comprendidas entre los seis y los 17 años en Perú, un país en el que la legislación permite que los menores trabajen a partir de los catorce años y en el que Gobierno está actuando en coordinación con las autoridades regionales y locales y las organizaciones sociales para poner fin a esta práctica. Y, ¿estas son las reglas para admitir a un país entre los más avanzados del eje latinoaméricano?

La tozuda realidad que también azota con una declaración real: La Reina Leitizia ha calificado de «intolerable» e «inaceptable» que «en un planeta donde se produce más de lo que se consume, en el que cada día se tira comida» haya 800 millones de personas en todo el mundo que pasan hambre. Y lo dice una reina. Una mujer que acaba de ser nombrada, hace unas semanas, embajadora de la FAO. Pero, al margen de declaraciones preñadas de evidencias, ¿qué medidas se adoptan desde las instituciones internacionales evitar una infamia de esta naturaleza?, ¿por qué NO una campaña de sensiblización al respecto?

Además, mención especial a un nombre propio de los últimos tiempos: Rafael Blasco ya ha ingresado en la cárcel de Picassent. El ex consejero de Solidaridad y exdiputado del PP en las Cortes Valencianas debe cumplir la pena impuesta por malversar ayudas públicas al tercer mundo: Nicaragua, El Salvador o Haiti todavía aguardan una solidaridad que nunca llegó. Que se quedó por el camino. Que se perdió en el bolsillo de un cargo público mal elegido, mal preparado y con deficiente idea de gestionar la Ayuda Oficial al Desarrollo desde las instituciones públicas. ¿nos quedaremos en un caso único o, por el contrario, lamentaremos más infamias en la lucha contra la pobreza? El paso del tiempo nos dará la respuesta.

(Editorial de la edición 13 del programa de radio Contraparte, en Onda Cero.es)

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