Justicia social con letras mayúsculas

Empoderadas por el Comercio Justo

(Foto: Coordinadora Estatal Comercio Justo)

Nunca sobra incidir sobre la importancia y los beneficios del Comercio Justo. Aplicar en nuestras vidas ese pequeño gesto solidario aquí que, aunque no lo creamos o veamos, contribuye allí no deja de ser imprescindible para cambiar las cosas. Para bien o para mal. De nosotros depende sí deseamos incrementar la justicia o la injusticia social. El rumbo, en uno u otro sentido, es solo cuestión de voluntad y compromiso.

Para demostrar que ser consumidores honestos con los derechos humanos tiene un recorrido trascendental, las historias y testimonios de empoderamiento como el de Rosa Olivia Rizo, Rosy Solanski y Latifah Anouch son uno de los mejores argumentos posibles para no abandonar una posición responsable y de empatía a la hora poner en práctica el comercio justo. La mirada de estas tres mujeres atesora experiencias de crecimiento personal y profesional, en entornos marcadamente machistas y tradicionales, gracias a la labor cooperativas en lugares tan dispares como Nicaragua, India y Marruecos. Y ese hecho no puede ni debe ser obviado.

Exposición

‘Empoderadas. Mujeres del Comercio Justo’ fue una brillante exposición, promovida por la coordinadora estatal de comercio justo, como forma de visibilizar los avances de las trabajadoras integradas en cooperativas de Marruecos, Nicaragua e India. En la muestra quedaba al descubierto una de las fórmulas idóneas para favorecer el empleo de las mujeres, con ingresos dignos, estables e igualitarios así como el fomento de su participación social; todo ello, factores que consolidan su independencia económica y el empoderamiento personal.

Además, el ejemplo de sus diferentes vivencias contribuyen a romper con los roles socialmente establecidos, y al avance de la igualdad de género y el desarrollo inclusivo y sostenible en contextos con severas deficiencias en materia de igualdad.

No olvidemos que las mujeres siguen teniendo menos posibilidades de acceder a un trabajo remunerado. Según Naciones Unidas, por cada 10 hombres que trabajan, solo 6 mujeres están empleadas, aunque esta proporción varía según regiones: en África del Norte y los estados árabes, el desempleo femenino es el doble que el masculino. Todavía hoy, legalmente, en 18 países, los maridos pueden impedir que las esposas trabajen.

Practicar Comercio Justo es abonarse o, más bien, afiliarse a la promoción de la justicia social con letras mayúsculas.

https://www.ivoox.com/contraparte-empoderadas-comercio-justo_md_87320597_wp_1.mp3?_=1

(Entrevista con Alberto Abad, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo).

Deja una respuesta Cancelar la respuesta