¿Qué más tiene que pasar?

Colectivos feministas se movilizan contra la violencia machista

La comparecencia dejó perplejos a todas y todos los asistentes al acto público. Se trataba de un representante del gobierno central hablando de un caso de Violencia Machista en la provincia de Pontevedra. Al referirse al tema, emergió un discurso decimonónico y rancio que definía el actual papel de la mujer como “un ser vulnerable e indefenso”. Desde ese momento, el frío viento intelectual comenzó a soplar con una intensidad imprevista. Una profunda borrasca irrumpió por uno de los pasillos de aquel organismo oficial con una torrencial lluvia cargada de términos atrasados; más próximos a la compasión que al compromiso social contra uno de los principales problemas en España. Los gatillazos verbales no cesaban de sonar. Micrófonos abiertos y grabadoras encendidas con una repetida tentación de apagarse. Con el deseo de no haber registrado nunca algo tan inapropiado. De borrarlo todo.

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¿Puede Malala suceder a Mandela?

Malala Yousafzai, la estudiante paquistaní y activista que recibió un disparo en la cabeza por los talibanes por defender la educación de las niñas en su país, podría haber iniciado un camino parejo al del desaparecido Nelsón Mándela. Es una de las grandes incógnitas que nos reserva el futuro.

Bien es cierto que las generaciones y los tiempos son muy diferentes y equidistantes. Pero, no es menos cierto que la joven paquistaní ha pagado con un alto precio su respaldo a la igualdad de la mujer en ámbitos como el educativo y social.  Este viaje, sin posibilidad ya de retorno, ha conmovido una la comunidad internacional que no ha vacilado en acunar una admiración por la activista.  Hasta tal extremo que los codiciosos intereses económicos en la región han dado paso un sonoro reconocimiento a través de Naciones Unidas.

Malala podría suceder a Nelsón Mándela en el futuro

Llegar a los niveles del maestro e insustituible Mándela requiere de muchos años de sacrificio y creencia en unos ideales humanistas. Y a eso se añada la capacidad y suficiente arrojo como para cerrar la puerta a las continuas tentaciones que aparecen y reaparece en el largo camino del ministerio de los derechos humanos.

Otra diferencia insalvable también la marca el contexto geográfico. El legado de Mándela comenzó a forjarse en el sur de África, en plena ocupación de la colonia Inglesa. Por contra, Malala puede enfrentarse a un enemigo mucho más correoso y, a su vez, igual de peligroso.  La influencia talibán parte de las propias entrañas de los pueblos de la región, con lo que  su presencia en la zona se antoja muy complejo de resolver. En especial, cuando se utilizan las armas y el terror como método de negociación con los disidentes al sistema impuesto.

Su condición de mujer en un mundo sometido a tradiciones y edictos machistas inclinan, aún más, si cabe, el porcentaje de dificultad de la pendiente. Tratar de romper el impermeable muro de la desigualdad, a través de la palabra, promete convertirse un trayecto sinuoso. Ahora bien, estamos hundiendo los píes en tiempos muy propicios para los retos y cambios. Aunque, analizando la historia, siempre han sido buenos tiempos para estos menesteres.

Solo el tiempo se encargará de evaluar y juzgar a esta joven mujer que, un buen día, alzó la voz para reivindicar unos derechos usurpados a todas las niñas y mujeres de Pakistán por una tesis cultural inaceptable. Y especular sobre el recorrido de esta nueva generación de activistas no respondería a un ejercicio responsable por quienes deseamos vivir, algún día, la utopía del cumplimiento rigurosos de los Derechos Humanos, Fundamentales y Universales.

Mientras tanto, seguimos a la espera para despejar una de las grandes preguntas de nuestros tiempos: ¿Malala tiene opciones de suceder a Nelson Mándela? Sería un buen síntoma que no se eternizase una respuesta afirmativa.

Masculinidad y equidad de género

Actor Social (Esther Pineda G).- Tradicionalmente, cuando hablamos de género, es frecuente circunscribirlo de manera automática a la situación de exclusión y subordinación a la que han estado sometidas y expuestas las mujeres en una organización social patriarcal como la nuestra, sin embargo, los estudios de género, comprenden también el estudio y preocupación por la situación del hombre y los procesos de construcción social de la masculinidad.

El género puede entenderse como una categoría relacional, que refiere a como se construyen las identidades femeninas y masculinas, los significados sociales y culturales que les son atribuidos a partir de sus diferencias biológicas y como estas se materializan en la acción social sexualizada.

Si bien es cierto, las mujeres han sufrido de manera directa los impactos del patriarcado y el sexismo, así como, su expresión y manifestación en formas  como el machismo, la violencia, entre otros, y de que los hombres gracias a su condición de hombres y su apego a la expectativa social de una masculinidad hegemónica han garantizado su acceso al sistema de privilegios, (poder, riqueza, prestigio y conocimiento), también serán significativamente afectados por la organización social androcéntrica y falonarcisista que les es impuesta.

 En nuestra dinámica social, a los hombres les ha sido concedida la actividad, la seguridad, la promiscuidad, la racionalidad, la fuerza, la delegación, la dominación, la autoridad, la violencia, la agresividad, la verdad, como elementos por naturaleza constitutivos de su condición de hombres, donde además serán considerados como personas justas, éticas y lógicas.

Los hombres se verán sujetos a modos conductuales, actitudinales y prácticas de socialización, impuestas y prefabricadas, es decir, son desprovistos de la posibilidad de construcción de una masculinidad desde la autonomía y la libertad. Se socializa una masculinidad hegemónica, en muchas oportunidades divorciada de la masculinidad real y deseada.

La masculinidad hegemónica será una masculinidad alienada, caracterizada por la violencia, una masculinidad mezquina, la cual en nuestra forma de organización social se ejerce desde el poder y para el poder, para dominar a otro, siempre mujer, pues los géneros ha sido estructurados y concebidos como categorías necesariamente antagónicas e irreconciliables.

No obstante, estas concepciones y conductas serán entendidas como condición biológica, o en el menor de los casos elecciones y construcción voluntaria de la estructura de personalidad, obviando la influencia y moldeamiento que han de ejercer entes socio-culturales sobre esas disposiciones colectivamente introducidas en las individualidades.

Ahora bien, la exigencia de apego a una masculinidad hegemónica, también tendrá consecuencias en la vida de los hombres, entre ellas, situaciones de aislamiento y represión de prácticas, conductas y emociones autónomas, se establecerá como imperativo el ocultamiento de las denominadas “debilidades” masculinas, pues de su espontanea manifestación dependerá la puesta en duda de la masculinidad y en consecuencia la posibilidad de exclusión, rechazo y estigma.

Pese a ello, la masculinidad no es una condición natural, biológica, inamovible e incuestionable, la toma de conciencia de esta situación ha motivado la incursión de los hombres en asuntos por la equidad de género, se ha hecho cada vez más frecuente la organización en grupos de hombres, contestatarios a la masculinidad hegemónica, pero también en lo que refiere la desarticulación del sistema que los condiciona.

En la actualidad se presenta como impostergable la ruptura con los criterios que se definieron como propios de la masculinidad, y por tanto la necesidad de desbiologizar, desmitificar, desgenitalizar las relaciones sociales, pues la modificación de la situación de exclusión y subordinación a la que aún están expuestas las mujeres en nuestras sociedades no puede darse de manera aislada, sin deconstruir esa masculinidad opresora, que excluye y subordina.

(Esther Pineda G. es socióloga, investigadora y escritora en las áreas de género, afrodescendencia y etnicidad. Autora del libro “Roles de género y sexismo en seis discursos sobre la familia nuclear”. E mail: estherpinedag@gmail.com  Twitter – @estherpinedag)

Píe de Foto – Epicentro de la revolución

Epicentro de la revolución by Juan de Sola
Epicentro de la revolución, a photo select by Juan de Sola on Flickr.

La primavera en los países del magreb deja estampas inéditas y revolucionarias que repercuten en los progresos sociales en el largo y, en ocasiones, sinuoso recorrido por la igualdad.

Los derechos de la mujer en los modelos de convivencia, ya sea en vías de consolidación o consolidados en el desarrollo, mantienen una factura secular causada por una discriminación de género histórica.

En el presente, el papel de la mujer para motivar cambios es considerado como el epicentro de una revolución pacífica, silenciosa e inteligente.

Y solo es cuestión de tiempo… En modo de espera, las mujeres tienen una verificable experiencia e inagotables reservas de paciencia.

La doble condena de Gulnaz

 

Mujeres en AfganistánEl asunto debería estar clasificado entre los más graves atentados a las normas más de convivencia a escala mundial. La comunidad internacional invierte recursos en el envío de armamento, ejércitos, observadores internacionales en ciertos contextos donde parece existir una supuesta desestabilización o depresión democrática y, sin embargo, ignora o se pone de perfil ante el atropello de los derechos humanos a todos los niveles.

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