Son incontables los frentes que, a nivel social, tiene pendientes la política española. Dejamos atrás unas elecciones presidenciales en las que la demanda de cambio ha quedado clara. De hecho, se ha producido en una proporción desconocida. Pero, el nuevo tiempo: ¿concederá o restará cabida a políticas de solidaridad?
Desahucio de los Derechos Humanos
Los derechos humanos son una de las cuentas pendientes de muchos estados tanto ricos como pobres. Da igual el nivel de desarrollo que pueda tener. El incumplimiento es constante en muchos aspectos. En el caso de la Unión Europea, los últimos tiempos ha dejado al trasluz la apuesta por una política de reforzar o construir fronteras dejando en un segundo terminó la acogida de refugiados procedentes de la guerra de siria.
¡La ‘fiesta’ del drama continuará!
¿Quién puede soportar más?
Emerge una estrategia nacional de personas sin hogar en España. Una iniciativa del gobierno saliente que llega con la legislatura finalizada y un presupuesto para 2016 con prioridades económicas alejadas de esta gran problemática social. Quizás, una de las más agudas de los últimos tiempos pero no para el Estado.
El recibidor de Europa
Europa recibe a los refugiados sirios con una indiferencia hiriente, reprobable y absurda. Una y mil imágenes acaban demostrando la desgraciada fórmula de bienvenida a quienes huyen, desesperados, de una interminable guerra.
¿Qué más tiene que pasar?
La comparecencia dejó perplejos a todas y todos los asistentes al acto público. Se trataba de un representante del gobierno central hablando de un caso de Violencia Machista en la provincia de Pontevedra. Al referirse al tema, emergió un discurso decimonónico y rancio que definía el actual papel de la mujer como “un ser vulnerable e indefenso”. Desde ese momento, el frío viento intelectual comenzó a soplar con una intensidad imprevista. Una profunda borrasca irrumpió por uno de los pasillos de aquel organismo oficial con una torrencial lluvia cargada de términos atrasados; más próximos a la compasión que al compromiso social contra uno de los principales problemas en España. Los gatillazos verbales no cesaban de sonar. Micrófonos abiertos y grabadoras encendidas con una repetida tentación de apagarse. Con el deseo de no haber registrado nunca algo tan inapropiado. De borrarlo todo.