¿Justicia o prestigio?
Un diagnóstico eterno
Depende de quien narre el cuento
Los grandes olvidados no parece que vayan a ser rescatados de la actual oscuridad informativa. Desde el desmantelamiento del campo de refugiados de Idomeni la situación ha variado de forma sustantiva: la realidad de las personas que huyen de la guerra y la pobreza ha pasado del primer plano a ser unas verdaderas desconocidas. Es cuestión de apagar el foco informativo para que el problema desaparezca de escena y así despreocuparse de elaborar una posible solución.
¿Cómo mercantilizar al refugiado?
La deportación a Turquía es la nueva solución que acaba de idear la Unión Europea para dar salida a la llegada masiva de refugiados a Europa. Esa es la única respuesta ‘solidaria’ de un conjunto de gobiernos de países desarrollados, que obligan a otros a hacer lo que ellos no hacen, para abordar un problema humanitario de proporciones desconocidas.
¿Hay alguien en Europa?
¿Dónde está Europa?, ¿alguien conoce algún país que practique los Derechos Humanos con letras mayúsculas, aquí dentro? La comisión de Inmigración ha criticado la inacción de los Veintiocho a la hora de cumplir con los compromisos para abordar la crisis de los refugiados. Según parece, el programa para atender a 160.000 demandantes de asilo solo ha registrado 497 personas reubicadas. Una cifra que debería sacar los colores a todos los Estados miembros. Un dato que estrecha las manos a la vergüenza más absoluta. Una fotografía del desastre de las políticas sociales a este lado del Mediterráneo.