Son incontables los frentes que, a nivel social, tiene pendientes la política española. Dejamos atrás unas elecciones presidenciales en las que la demanda de cambio ha quedado clara. De hecho, se ha producido en una proporción desconocida. Pero, el nuevo tiempo: ¿concederá o restará cabida a políticas de solidaridad?
Regresarán los compromisos de promocionar las políticas sociales, de invertir en Ayuda Oficial al Desarrollo, de ser un referente como país donante en la lucha contra la pobreza o pandemias como VIH/Sida. Preguntas que deberán de responderse con hechos por acción o inacción. Todo depende del pacto de gobierno y, en particular, de quien gobierne en los próximos cuatro años.
Pero, en este ciclo que se abre, existen otros grandes retos para mejorar la situación de las personas menos favorecidas o con una resta de oportunidades. La aplicación de la Ley de Dependencia es una de las asignaturas pendientes que se suceden de legislatura en legislatura sin tener un desarrollo eficiente. Por otro lado, el colectivo de la discapacidad reclama poder votar como derecho constitucional a pesar de que varios preceptos legales están impidiendo que esto ocurra, por supuesta incapacidad intelectual de la persona. Un supuesto que debería ser consensuado con los expertos para derivar en un análisis de forma individualizada de cada caso.
Y, en lo referido a la Violencia Machista, el pacto de Estado parece que no puede esperar mucho más tiempo. Una de las principales enfermedades letales y sociales en España precisan de unos mecanismos bien articulados que vayan desde el ámbito educativo hasta el judicial, pasando por el policial y social. Solo así se podrá detener la sangría de mujeres que son asesinadas por hombres, en nombre del amor.
Esperemos que gobernar en minoría o con apoyos puntuales no sea una perfecta excusa para hablar mucho y cumplir poco…