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Admirable que las nuevas generaciones muestren preocupación y responsabilidad por trazar un futuro equidistante al que, hoy en día, marcan políticos y economistas muy interesados en asegurar el asunto de la ‘buena pensión’. Lo imprescindible, al paso que caminamos, es el origen o carácter de dicha prestación de jubilación: público o privado.
Mientras, los más jóvenes comprueban como los trenes de las oportunidades pasan de largo, repetidamente, por los andenes de la estación donde esperan con paciencia algun error favorable en el cambio de agujas de sus vidas.
No es de extrañar que la ‘cantera social’ mejor armada, a nivel intelectual, quiera reivindicar y aspirar a algo más que un interesado estigma portando la bandera monocolor de la ‘Generación ni-ni’.
Emanciparse (Liberarse de cualquier clase de subordinación o dependencia) es una acepción utópica e inalcanzable, convertida en ese asfixiante cuello de botella que ha sido diseñado con maestría para no ceder ni un milímetro cuadrado.
Los gobiernos, de muy diverso rango, destinan recursos millonarios a la modernización de múltiples materias y conceptos, casi siempre con una visión muy econocimista, pero nunca reparando en la insuficiencia de espacios habilitados para garantizar un futuro sin incertidumbres para los que han apostado por una inversión de tiempo, esfuerzo, dedicación y talento en su formación durante años.
Fugarse de una realidad injusta, aquella que genera unas falsas expectativas, es la opción más recurrida por la mayoría para inyectar un plus de ilusión a sus vidas. No obstante, las migraciones o exodos han sido y son fenómenos sociales con abudantes antecedentes históricos: conflictos bélicos, inestabilidad política e institucional o fenómenos meteorológicos adversos, entre otros. No es este el caso porque la causa o causas son muy dispares y difusas.
Bien podríamos escribir este texto en varios idiomas con la ventaja de llegar a una amplia comunidad de jóvenes ilustrados en lenguas maternas y, a su vez, ajenas a su cultura natal. Este logro tampoco parece ser vinculante para mejorar las habituales condiciones laborales que envuelven a un oferta con un lazo envenado de jornadas indefinidas por el módico precio de 600 euros mensuales.
Desde hace tres lustros, los sedimentos de una incapacidad en la visión política, económica y social ha generado un cierto sentimiento de frustración y desánimo en los ‘principales escribanos’ de las páginas del futuro de nuestra sociedad; aquellos/as que, por derecho, deberían liderar decisiones y asumir las consecuencias de las mismas, en uno u otro sentido. Pero, desgraciadamente, esto está lejos de los actuales planteamientos.
Aún así, existe un impulsivo deseo, a la par que apasionado, por generar una corriente de cambio bajo un clima civilizado, democrático y organizado. Buscar un horizonte de acceso equitativo a los derechos universales del Estado del Bienestar es el noble argumento que motiva, en su mayoría, a los menores de la treintena a Tomar la Calle desde el 15 de mayo por una ‘Democracia Real Ya!’.
Lo quieran o no lo quieran, estamos asistiendo al posible génesis de una joven revolución de la primavera que bien podría ser la nieta aventajada de la Revolución del 68.
Este texto ha logrado sintetizar la actual situación política y social de este país. Ojala sea el principio del fin de un sistema injusto e isostenible. Somos felices con lo que somos y no por lo que tenemos o deseamos tener. Trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar. Un cambio ya, por Un mundo más equitativo.
Ojalá logremos, por lo menos, despertar el tan necesario espíritu crítico de la población.
Ojalá organicemos nuestra rabia y concretemos una lucha!
Ojalá esto sea el principio de algo!
Enhorabuena por esta interesante y muy necesaria reflexión!