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Intentar resumir en un mínuto y medio de video o dedicar unas pocas líneas de este rincón de la blogosfera a la figura y recorrido histórico de Nelsón Mandela es un ejercicio esteril.
Dónde conviven periodismo y derechos humanos
Las acciones relacionadas con la solidaridad son la prioridad de este espacio. En resumen, todos los post conceden protagonismo a ONGs, instituciones o personas que impulsen iniciativas en favor de la calidad y dignidad de vida de otras personas.
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Intentar resumir en un mínuto y medio de video o dedicar unas pocas líneas de este rincón de la blogosfera a la figura y recorrido histórico de Nelsón Mandela es un ejercicio esteril.
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Un email cargado del virus de la discriminación significó un despido fulminante para un joven letrado que prestaba brillantes servicios administrativos en una empresa dedicada a la gestión pública y privada. De una rotunda y sonora felicitación a firmar una carta de finalización de contrato.
Continuar leyendo «Cuando el virus de la pandemia se disfraza de ERE…»
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La crítica situación social de México, en algunos estados más que en otros, es de tal embergadura que el propio sistema muestra continuas evidencias de incapacidad para mitigar y reducir el grado de violencia existente, así como sus diversas manifestaciones.
Nadie osa salir a la calle en horas nocturnas, a no ser que sea imprescindible por una causa muy justificada. Toda precaución por conservar la integridad intácta es siempre una medida muy excasa. Dar respuesta a una urgencia puede tener unas consencuencias impredecibles y, en ocasiones, letales. Poner el píe en la calle es un hecho similar a invertir toda la suerte disponible al reto de regresar a casa sin un rasguño.
A esta inconfundible realidad parecen estar adaptados los ciudadanos de La Estanzuela, un barrio ubicado en Monterrey, capital del estado mexicano de Nuevo León. Y, en especial, la maestra, Martha Ivette Rivera.
Hace unos días, impartía clase para alumnos/as de infantil con absoluta normalidad en una modesta escuela, ubicada en la periferia de la capital. En el exterior, dos bandas rivales comenzaron a dar señas de falta de entendimiento y de utilizar métodos ajenos a las enseñanzas propias de un colegio.
Con las armas desenfundadas y cargadas de munición hasta el máximo de su capacidad, comenzaron el intercambio de proyectiles que sobrevolaban las cabezas de más de una docena de pequeños. Con un acentuado instinto maternal, la maestra opta por invitarles a jugar con los cuerpos tendidos en el suelo con dos objetivos: velar por su seguridad y atenuar el miedo de los pequeños/as ante tal hostil situación.
Les acaricia con una tierna frase: «¡Preciosos!, pongan su carita en el piso. No pasa nada».
Martha se arma de coraje e inicia una improvisada clase de canto con los pequeños tendidos en las baldosas del aula, mientras, el letal sonido de la detonación de los proyectiles insiste en intentar interrumpir la hermosa canción infantil, interpetrada bajo la batuta de una valiente docente.
Por unos minutos, consigue situar en un segundo plano el fuego cruzado, incesante en el exterior de las instalaciones escolares. Alguna inocente sonrisa se escapa en una terrorífica escena. Una pequeña, peinada con una larga y desordenada coleta, enseña sus traviesos dientes al oir los primeros compases de la canción: «Si las gotas de lluvia, fueran de chocolate…».
Una dulce escena como contraofensiva a una invasión perpetrada por los embajadores de la muerte, a golpe de gatillo. Todo un arrojo que podemos admirar, gracias a la cámara de video del teléfono móvil que no racaneo a la hora de grabar la hazaña.
Una improvisada clase de música, impartida bajo una lluvia de balas, se convierte en protocolo de urgencia para salvar a todos los niños y niñas del jardin de infancia. Mientras, cinco taxistas ilegales asesinados es el saldo del enfrentamiento armado por las dos bandas rivales del narcotráfico.
Vida en el interior. Muerte en el exterior. Es el resultado de un episodio reconocido por las autoridades mexicanas que han otorgado una distinción a la maestra por el valor y coraje durante más de media hora de tiroteo. «No es la primera vez», asegura.
La balacera (Acción de tirotear o tirotearse) no es un hecho aislado a las puertas de un centro educativo de México. Por desgracia, la frecuencia ha tomado por la fuerza la normalidad de los centros de enseñanza. La región sigue sumida en continuas reyertas por el control de las rutas del contrabando a Estados Unidos.
Pero, recurrir a una canción como escudo de protección es solo una original estrategia alejada de la solución real. Lo que resulta incomprensible, y hasta intolerable, es confirmar una extendida resignación social ante la reiterada amenaza de sus niños/as por la amarga canción de las balas a las puertas del ‘cole’.
Norelys Rivas.- Por experiencia se que los niños y niñas con mejor rendimiento escolar, por lo general cuentan con unos padres o responsables de su aprendizaje en casa, comprometidos con el proceso educativos de los infantes que tienen bajo su responsabilidad, les transmiten confianza y además les enseñan que la tarea es una parte fundamental de este proceso y por tanto deben ser responsables de ello para tener éxito en el futuro.
Por otro lado, también he podido observar como ‘Día a día’ algunos hogares se convierten en un campo de batalla (metafóricamente), donde prevalece el sufrimiento del niño y el estrés de los padres, y es que «ha llegado la hora de la tarea». Y surge como una sombra silenciosa la figura del maltrato infantil, donde los insultos, golpes, templones y otros tipos de agresiones afloran para hacer de ese momento el más indeseado por los niños y las niñas.
Mucho se ha hablado acerca de lo necesario o contraproducente de la tarea escolar. Pero la tarea escolar bien entendida debe ser una forma de afianzar aprendizajes y aclarar aquellas dudas que surgen de una clase. Del mismo modo permite o debería permitir abrir espacios para la lectura y la investigación por lo cual debe ser vista como una oportunidad diaria para progresar en el proceso y al mismo tiempo generar un impacto positivo en sus vidas, creando hábitos de estudios muy necesarios en el futuro estudiantil de los niños y niñas.
Para leer el resto del artículo haz click sobre este link:
«La tarea Escolar» ¿Lucha, Aprendizaje u otra forma de Maltrato Infantil?
(Norelys Rivas es licenciada en Educación y trabajadora en el ámbito social en la prevención del maltrato y la violencia contra la niñez y adolescencia, por los derechos y los valores fundamentales de la familia en Puerto Ordaz, Ciudad Guayana/ Venezuela)
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La situación no deja un resquicio de duda. El compromiso y la responsabilidad obligan a vestir la casaca de la denuncia. Ser beligerante ante una serie de actitudes y comportamientos negativos, más bien vejatorios, solo es parte de la solución inicial de un problema social de una dimensionada amplitud.
El derecho a ejercer el sufragio universal tiene unas condiciones limitadas para personas con capacidades diferentes. Eso es, al menos, lo que considera una interventora y candidata del Partido Popular de L’Alfàs del Pi, quien en una arrogante, altanera e discriminatoria reacción complicó más que facilitó las cosas a una mujer discapacitada con intenciones de votar en el municipio de la provincia de Alicante.
Durante todos los pasos de esta historia real aparecen recios muros de diversa tipología. Una mujer discapacitada, de avanzada edad, se dispone a acceder en una silla de ruedas al colegio electoral con las habituales barreras arquitectónicas, a la espera de una actuación comprometida para su eliminación. Es ayudada por dos Técnicos Sanitarios (TS) de generosos y nobles sentimientos.
Una vez en el interior, tras la elección de la papeleta, esta mujer se dispone a votar para lo que necesita asegurarse de su decisión. Para ello, pide a la chica que le acompaña la comprobación de que la papeleta deseada está en el interior del sobre.
Es en ese momento, cuando la interventora y, al mismo tiempo, candidata del PP prohíbe proseguir con la votación por simple hecho de haber solicitado la comprensible ayuda de otra persona.
La siguiente escena es tan rocanbolesca como indignante. Presentarse ante la urna con una capacidad diferente está supuestamente ‘penalizado’ para algunas estrecheces mentales. La pobreza espiritual lleva a la mujer, víctima de este evidente caso de discriminación, a repetir el proceso con el mismo grado de resignación que de dignidad.
La disputa verbal también se adueña del lugar entre la candidata popular, los miembros de la mesa y la joven sanitaria que flanquea las necesidades de la mujer discapacitada.
Mientras, repite la acción: coge la papeleta y la vuelve a introducir el sobre (intuimos que no apoya el programa electoral del partido que no comprende sus condiciones de vida), y lo hace ajena una actitud que, desgraciadamente, parece conocer con excesiva familiaridad. Ni se inmuta ante los injustos y continuos apercibimientos procedentes de una oscura humanidad.
Los Derechos Universales pretenden ser remplazados por supuestos matices que no se ajustan a la Ley Electoral. Pero, ¿donde caben aquí los supuestos de excepcionalidad para personas con un determinado contexto social?, ¿es posible confiar en una candidata que demuestra un desgobierno en la política social de base?
La curiosidad tan insana como la mentalidad de la popular militante de la insolidaridad nos ha llevado a revisar los resultados electorales. Afortunadamente, el pueblo ha reivindicado su soberania, situando en la oposición, con 7 concejales de 21 (comprobar resultados), a las aspirantes a la alcaldía que practican el voto de la discriminación ante la urna de la incomprensión.
La Confederación de padres y madres de Alumnos (COFAPA) digiere con gran satisfacción los resultados obtenidos por el informe ‘Desmontando a ni-ni. Un estereotipo juvenil en tiempos de crisis’, realizado por el Instituto de la Juventud (INJUVE).
Al contrario del papel que algunos estratos de la sociedad otorgan a las generaciones del futuro relevo, este estudio sociológico califica a los jóvenes de España como ‘protagonistas y motor del cambio que necesita la sociedad’.
Este trabajo desmonta los pilares de una imágen ‘muy negativa’ de la juventud actual. Estas supuestas valoraciones, situando al futuro natural de la sociedad en una posición de escasa esperanza, quedan en entredicho gracias a la elaborada y rigurosa labor realizada por los expertos en sociología del INJUVE.
Entre las particularidades, el sociologo responsable del estudio, Lorenzo Navarrate, destaca que la falta de motivación para asumir responsabilidades no se presenta en el grupo de población posicionado entre 16 a 19 años. Un escenario contrario sólo lo encontraríamos en los jóvenes instalados en la franja de edad de 20 a 24 años, una de las más castigadas por la desconsideración social. Aún así, la falta de estimulos se presenta en pequeñas proporciones.
Todo parece indicar que la estigmatizada generación, por una supuesta pasividad, está en clara decadencia. El hecho de vivir a la «sopa boba» es practicado por una minoria, no superior al 5% de los jóvenes que superan la veintena, mientras que los que se encuentran por debajo de este umbral no alcanzarían el 2%.
Y, la proporción decrece al contrastar los datos de la EPA (Encuestra de Población Activa) de otros ejercicios anteriores a 2009, año utilizado como base principal del estudio, entre otros.
Sin duda, el último grupo referido es el que más demuestra respirar aires de dificultad cuando reflexiona sobre el campo laboral. En concreto, la sensación de frustación aumenta a medida que el nivel formativo es más elevado. Tampoco, las conclusiones del trabajo conceden a la denominada generación ‘ni-ni’ demasiado espacio y recorrido para subsistir en el futuro. Más bien, parece que estaríamos asistiendo a algo residual, recurriendo a términos técnicos de una cuidada investigación social.
El riesgo de desorientación no amenaza a la gran mayoría de jóvenes que, en principio, descartan el cómodo y poco productivo refugio de la filosofía «ni-ni» como una alternativa ante la actual situación de crisis. Entre los dos segmentos de edad analizados no se llegaría a una suma del 7% que han expresado su voluntad de no enterrar aquello de «ni estudia, ni trabaja» o seguir un modelo basado en un hedonismo radical, «un estilo de entender la vida que no sólo se circunscribe a las edades más tempranas».
Casualmente, los resultados del estudio abren un campo para nuevos interrogantes sobre el grado de responsabilidad de los padres, la comunidad educativa, los medios de comunicación y la propia sociedad con respecto a una parte de la juventud tan poco activa ante los acontecimientos, y los extendidos estigmas transformados en prejuicios sociales para los menores de 35 años. Aunque lo más significativo e inmediato para la Sociología y el Trabajo Social, quizás, se sitúe en despejar: ¿Dónde está la generación ni-ni?