Píe de foto – Cultivos acordonados en Darfur

UN Photo/Albert Gonzalez Farran

Kaltoum Adam Imam, acompañada por uno de sus cinco hijos, recoge millo en una tierra alquilada por un dirigente de comunidad en Saluma Área, cerca de El Fasher (Al norte Darfur).  Trabaja con su hermana Sadias (en el fondo de la imágen). Ambas mujeres nacieron en el pueblo de Tarne y se vieron obligadas a emigrar a Saluma debido a razones de seguridad.

En la actualidad, dos veces por semana, la Unión africana-ONU Operación Híbrida en Darfur (UNAMID) organiza patrullas para escoltar mujeres, como Kaltoum, con el objetivo de garantizar su actividad de cultivo y la recogida de leña en las áreas rurales.

Los cultivos con fuertes cordones de vigilancia militar es otra de las amenazas que rebaja los ritmos de desarrollo de las mujeres en la región.

Píe de foto – Potabilizar la vida en Haití

Trabajo de distribución de pastillas potabilizadoras en la isla UN Photo/Unicef/Marco Dormino

 Los últimos meses y año han servido de recorrido indeseado para que 44 millones de personas viviesen el secuestro de la pobreza. La totalitarista perspectiva económica de todas las acciones y operaciones globales o transnacionales no están siendo inocuas para provocar lesiones irreversibles en el desarrollo social.

Haití ha sido y es el ejemplo de que los problemas estructurales no pueden cuantificarse en dolares o euros, a pesar de la millonaria consignación de fondos para intentar paliar las consecuencias del terromoto de 2010.

Ahora, el colera acecha sin apiadarse de la desgracia ya vivida en el pasado más reciente. Al contrario, aprovecha la debilidad del momento para hacerse fuerte en un territorio desvalido por una continua cadena de despropositos humanitarios.

Solo el hambre (que también asoma, sin previo aviso, la cabeza en este y otros contextos) o la desnutrición, como las manifestaciones más extremas de la pobreza, pueden considerarse problemas de rango superior, según WFP, al VIH, Tuberculosis, Malaria o Colera. En este último caso, el incombustible trabajo de diversas organizaciones, como UNICEF, está logrando potabilizar la sinuosa vida de los haitianos, casi dos años despues de un destructivo y letal enojo de la tierra en ese rincón de la isla.

Una salud infantil amenazada por las negligencias políticas y sociales

Seguimos fracasando como seres humanos en el momento que izamos la bandera de la humanidad. Insistimos en utilizar una de esas telas de mala calidad que el tiempo evidencia con la degradación de los colores y la propia insignia. La insaciable meta del enriquecimiento personal y una nefasta distribución de los recursos construye un escenario marcado por la desgracia para cerca de 350 millones de niños en el planeta.

No es la primera ocasión que Save the Children intenta atizar en las conciencias con la escalofriante confirmación de una escasez de primer orden. Acaba de denunciar que «son necesarios 3,5 millones de trabajadores sanitarios para garantizar una mínima atención infantil en el mundo». El mayúsculo, por no decir global, problema no empieza y termina con este dato aportado por la ONG.

Al parecer, este hecho podría amenazar, en algún momento, a la vida de centenares de millones niños y niñas que a lo largo de su existencia no recibirían una mínima asistencia sanitaria cualificada. Dicho de otra forma, nunca sería atendidos por un profesional técnico en esta materia, circunstancia que reduce la esperanza de vida a un máximo de cinco años en países como Liberia, Etiopía o Nigeria.

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De media, los actuales sanitarios distribuidos en áreas y regiones del mundo con un nulo Estado del Bienestar (EB) precisan de dos horas para responder ante una necesidad en los ámbitos rurales, donde la rebaja de los índices de mortalidad infantil son un objetivo hueco y anodino con los actuales recursos. Por lo visto, solo en las áreas urbanas existen servicios dotados con trabajadores de esta categoría en una mínima proporción.

Lo destacado de estas ‘deshumanizadas’ referencias es que la última asamblea de Naciones Unidas (ONU) tuvo conocimiento de este informe relacionado con la calidad de la atención sanitaria a la Infancia. «La formación de nuevos técnicos podría redundar en actos sanitarios tan básicos como la  óptima dispensación de una vacuna o la buena atención en los partos».

Como ya es norma, los países presentes en el marco de la ONU lamentan tal situación, pero, tal y como marca el guíón, a continuación se ponen de perfil para no verse obligados a ocuparse de un problema «de todos, y de nadie».

Y no alberga dudas que este irresponsable comportamiento político vuelve a dejar al trasluz que los Objetivos de Desarrollo del Milenio comienzan a ser un estorbo por la proximidad del año 2015. Para algunas naciones y sus gobernantes, el cumplimiento de los compromisos transnacionales resultan inviables ante la actual situación de crisis económica que «todo lo argumenta, y todo lo ampara».

Un río turbulento de la economía que confluye en el afluente de una descarada y abominable excusa para encarcelar en el cajón del olvido el objetivo número 4 (Reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años), el objetivo número 5 (Mejorar la salud materna), e incluso el objetivo número 6 (Combatir el VIH/Sida).

Mientras prevalece esta nefasta y letal táctica en las decisiones políticas, las futuras generaciones continuan a la espera de que la humanidad aumente las distancias con esa bifurcación que conduce al estrepitoso camino del fracaso colectivo.

Por el momento, urge que el verdadero recorte se produzca en los actuales tiempos de respuesta ante continuas negligencias internacionales en el estricto cumplimiento de los retos de desarrollo marcados para el presente milenio.

Por eso, seguir sometiendo la salud infantil a la amenaza de la negligencia política y social es una indignante forma de renunciar a los principios básicos y fracasar definitivamente como seres humanos.

Un cartilla de racionamiento

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Cooperar es un concepto muy amplio que, en la práctica, puede albergar intereses tan honorables como perversos. Es difícil creer que detrás de las acciones, planes o proyectos no existe una invisible línea paralela que esconde otros objetivos estratégicos para los responsables políticos. Lo contrario, sería abonarse indefinidamente a la ingenuidad.

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‘La Comunicación es un intransferible servicio de desarrollo social’

Medios de comunicación y periodismoLa manifestación de la Comunicación para el Desarrollo tiene, afortunadamente, incontables experiencias emprendidas por organizaciones comprometidas con implementar este enfoque en parte de sus proyectos. Sin embargo, y por desgracia, es la gran desaparecida en la acción y cooperación al desarrollo del ámbito autonómico y estatal. Continuar leyendo «‘La Comunicación es un intransferible servicio de desarrollo social’»