El VIH supera los 30 años sin vacuna
Hay pandemias que forman parte del pasado y otras insisten en acompasar el ritmo del presente. El VIH es uno de los virus más resistentes de los últimos tiempos. Su presencia suma más de tres décadas desde su repentina aparición. Para esto hay remontarse a los años 80.
Es cierto que el diagnóstico, tratamiento y seguimiento impide que el VIH dé paso al SIDA ante el progresivo deterioro del sistema inmunitario. Portar esta enfermedad en sus inicios era casi una condena a muerte por la carencia de métodos y recursos médicos disponibles. Un hecho que, a día de hoy, todavía se registra en países donde la riada de la pobreza inunda el sistema sanitario. En datos, más de 600.000 personas murieron a causa del virus, según ONUSida, durante el pasado año 2019. Una realidad inaceptable ante lo avanzado.
Y, por desgracia, todo apunta a que la situación puede empeorar y, en lugar de progresar hacia la luz de la solución, la reorientación de recursos en la carrera por la búsqueda de una vacuna contra el COVID19 pueda estar frenando o condicionando de manera preocupante los esfuerzos destinados a la lucha contra el Sida. Una histórica pandemia solapada por otra de reciente llegada.
Donde parece que no se producen demasiados cambios es la batalla con otro virus más social: el estigma. El nivel que soportan las personas positivas no sigue el mismo ritmo de los avances científicos. La discriminación y la exclusión de las personas portadoras no disminuye. Persiste y resiste a pesar del tiempo recorrido. Y lo más preocupante: para esta clase de enfermedades no hay vacuna. Solo puede haber empatía y solidaridad. Y eso es precisamente lo que se echa de menos, entre otras cosas, en estos últimos treinta años.
Podcast
Contraparte 88 – Otras pandemias: VIH
(Programa dedicado a los derechos humanos y la solidaridad en Onda Cero Radio).