Los pobres son más pobres

Poco a poco lo vamos consiguiendo. España es uno de los cuatro países de la Unión Europea donde ha aumentado el número de personas sin recursos suficientes para poder pagar sus facturas a finales de mes desde 2012, según un informe de Eurostat que analiza las carencias severas de la población en la UE.


Destaca que el 6,4% de la población en España (cerca de 2,9 millones de personas) no tiene suficientes recursos para pagar las facturas a finalesde mes en 2015 frente al 5,8% en 2012, año en el que se registró el pico de personas sin recursos en el conjunto de la UE.

A tenor de estos datos, el manido tópico: “los ricos son más ricos y los pobres son más pobres”, a medida que pasa el tiempo, cobra más sentido. Tanto que nadie discute que la pobreza y la exclusión se pasean por las calles de los pueblos, villas y grandes ciudades de España con absoluta indiscreción. Es de tal descaro, se encuentra tan presente, que ha logrado hacerse invisible. Y, por desgracia, a medida que transcurre el tiempo, también se enfrían los impulsos solidarios.

El crecimiento de casos camina hacia un colapso de consecuencias impredecibles: vidas rotas, familias sumidas en la pobreza y una sociedad deteriorada social y humanamente son las coordenadas del actual GPS de la política, que se mueve desde el cortoplacismo hasta la falta de repuesta determinante de las instituciones.

De seguir en esta línea, en poco tiempo, ser pobre dejará de ser noticia en España y sí un modo de vida muy extendido y practicado por una gran mayoría. De nosotros, que no de nuestros políticos, depende.

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