La única reflexión que le faltó por pronunciar al presidente del PP de Cataluña, Xabier García Albiol, fue aquello de que “la principal causa de la pobreza es que la gente tiene muchos hijos”. Y, a renglón seguido, añadir que: “bajo un recio control del Estado, la planificación familiar podría ser una formula formidable para mejorar la situación de los pueblos que padecen una asfixiante carencia de recursos básicos”. En este supuesto caso, solo habría un inconveniente llamado China: su ejemplo y pésima experiencia invalidaría tal postulado, de forma automática.