Ya van más siete y parece que la suma de años no se detiene aquí. Siria sigue en guerra después del paso del tiempo y sin que los tímidos intentos por detener aquellos sean eficientes. El número de personas que han perdido la vida, a nadie se le escapa el dato, asciende a medio millón. Pero, la situación no se queda en una fría cifra que afecta a una parte del mundo de la que nos separan miles de kilómetros. No se trata de un problema nacional. Realmente, a día de hoy, en estos tiempos de globalización son pocos los asuntos de un país que se quedan en un tema interno. Sigue leyendo
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Un diagnóstico eterno
El asunto de los Derechos Humanos se ha convertido en el argumento más prostituido de la política internacional. En la base de una denuncia casi perfecta, inapelable, indiscutible de un país a otro suele encontrarse este fundamento. De esa forma, cualquier medida o intervención, por muy beligerante que ésta sea, estará debidamente justificada. Otra cosa bien distinta pasa por el cumplimiento real.
Europa se refugia navegando a la deriva
La cruda realidad no cesa de empujar a miles de personas desde Siria hasta una insolidaria Europa que consiente la construcción de muros y fronteras físicas como las de antaño. Que curioso: el pasado más oscuro regresa al presente. Así, de esta manera, se protege el gobierno húngaro de una amenaza, de una invasión, de una desesperación humana que, supuestamente, podría hacer tambalear la seguridad nacional. Se blinda de esta dramática escena a base de pecar en los errores del siglo XX. Se desentiende de los problemas ajenos mirándose al ombligo. Sigue leyendo
Malhechores involuntarios
El cumplimiento de los Derechos Humanos en Marruecos es una verdadera entelequia. Sobre todo cuando se trata de un activista de origen saharaui que reivindica el reconocimiento oficial de su pueblo a una comunidad internacional que se pone de perfil. La única respuesta posible se centra en la persecución y en la prisión, como mal menor. A partir de ahí… podemos echar a volar nuestra imaginación para pensar en los peores augurios.
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