Ha vuelto a suceder. Y mucho nos tememos que no será la última escena de terror que protagonicen seres humanos embarcados en la temible patera de la inmigración. La tragedia tiene por costumbre reaparecer, con más frecuencia de la deseada, entre las costas de Marruecos y España.
La realidad se ha teñido de muerte en la última travesía para 54 personas procedentes del África Subsahariana: 14 de ellas perecieron a bordo y 40 se encuentran desaparecidas en la inmensidad, donde el agua se mezcla con la sal… El mar ha aplicado el mayor de sus castigos jugando durante 36 horas con la vida de 80 personas en un endeble chinchorro. A tal deriva solo lograron sobrevivir 15.
El resultado, al nuevo intento de cruzar una peligrosa frontera de agua, nos advierte de la desesperada pretensión de muchos/as por acariciar, aunque sea en sueños, una mínima oportunidad de mejorar las condiciones de vida.
Alquilar una patera hacia el abismo es la única garantía que pueden ofrecer las incontroladas mafias que operan con impunidad en las invisibles redes de la inmigración. «El resto suele convertirse en una inalcanzable expectativa». Sólo unos pocos elegidos lo logran.
Abonados al embuste; niños, mujeres o jóvenes caen en la trampa: Ponen rumbo a un futuro que suele acabar desviándose en la mitad del camino hacia un incierto y pésimo lugar.
Muchas aventuras se detienen en una eterna espera en el monte Gurugú, próximo a la ciudad de Nador; también en Alhucemas, donde los meses se transforman en años o en la periferia de ciudad de Tánger, formando parte de un poblado de infraviviendas cercado por una intensiva policía marroquí.
Improvisados lugares. Una especie de prisiones naturales compuestas por los densos flujos migratorios, principalmente, procedentes de los países del sur del continente. Allí, la calidad de vida es una entelequia tan pírrica como la seguridad de navegar en una humilde barcaza a través del Estrecho de Gibraltar.
Las avalanchas en la valla que separa Melilla de Nador (España/Marruecos), en la frontera de Beni Enzar, son otra imborrable evidencia del nivel de presión que un problema social global adquiere bajo la indeleble sombra de la pobreza. Vivir un poco mejor, ese gran anhelo, conduce a miles de seres humanos a empotrarse contra el grueso muro de la insolidaridad a uno y otro lado….
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras, de forma reiterada, advierten de los continuos dramas que atienden a diario en territorio marroquí. A las severas condiciones de errar miles de kilómetros se añaden las violentas palizas de la policía marroquí. En el caso de las mujeres y niños, los peligros aumentan ante un innegable riesgo a las agresiones sexuales o exposición al maltrato continuado…
Y todo esto sucede mientras el incumplimiento de los Derechos Humanos se agudiza con deportaciones de inmigrantes a la frontera de Argelia, en pleno desierto de Oujda, a la espera de que las fuerzas cedan, sin compasión, en un medio tan hostil y cruel como poner los dos píes en una patera con casi un centenar de personas en su interior.
Es conocido que Marruecos hace el trabajo sucio de contención demográfica a Europa. De tal modo que el control fronterizo sea una prioridad por encima de cualquier consideración humana. Por su parte, España negocia un rescate de las estructuras económicas y financieras con la Unión Europea y, como contrapartida, se ceba con la Ayuda Oficial al Desarrollo convirtiéndola en una víctima indefensa de los recortes.
En los últimos meses, el deterioro de los recursos disponibles destinados a la Cooperación Internacional se ha visto acelerado. Uno de los mecanismos más humanizados para rebajar el número de migrantes, con una contribución específica y real al progreso social en las regiones deprimidas, agoniza en medio del océano del repudio.
Pensar en sustraerse a esta furiosa realidad también precisaría de un profundo plan de salvamento de la conciencia colectiva. Pero, las reflexiones más urgentes no se encuentran a esta orilla del dilema… La principal pregunta es muy escueta: ¿Quién los rescata ahora a ellos?
Desafortunadamente, al cerrar este post, la radio vuelve a las inmundas aguas del Estrecho: Informa que Salvamento Marítimo (SM) acaba de localizar otra patera, sin coordenadas fijas, con medio centenar de personas en medio de la nada, sin nada (Viernes, 26 de octubre de 2012).
Es obligado poner el punto y seguido…