¡Atención al cubo de la basura!

Tirar alimentos forma parte de una cultura insolidaria y despreciable que parece haberse instalado en los aledaños de la pobreza. El presidente de la Federación de los Bancos de Alimentos de España (Fesbal), José Antonio Busto, exige e compromiso político y social para revertir la «intolerable» cifra de ocho millones de toneladas de comida que se produce cada año en España.

En resumen, por un lado, hacemos campañas de donación de recursos básicos necesarios. Y, por otro, mandamos al contenedor aquellos que ‘a nosotros nos sobra’, sin considerar si puede o no ser aprovechado por personas que cuentan con menor número de oportunidades de militar en el despilfarro alimentario.

 Mientras los comedores sociales no logran abastecer la demanda de familias azotadas por el desempleo y la crisis económica, en el otro extremo de la sociedad depositamos en el contenedor de los desperdicios, sin despeinarnos, un sustento que muchos estómagos vacíos agradecerían de buen grado.

No es suficiente que una directriz de la Unión Europea retire la normativa de la fecha de caducidad en alimentos perecederos en los supermercados. A golpe de ley podemos llegar variar el rumbo de hábitos y conductas a largo plazo, durante el proceso de cambio generacional; pero, se da la paradoja que la falta de tiempo es la principal carestía para afrontar un problema que llama, con sonoridad, a las puertas de nuestra sociedad.

La demolición del hospital de solidaridad parece haberse convertido en un proceso imparable mientras el hambre y la pobreza se fortalecen cada vez que nos acercamos al cubo de la basura

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