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La dura realidad de los más pequeños y pequeñas, que acaban siendo captados para las milicias o ejércitos, ha llegado a adquirir una trascendencia inimaginable. La entrega de los premios cinematográficos de los Oscars contemplan el cortometraje “Aquel no era yo”, escrito y dirigido por el español Esteban Crespo, como una de las producciones de referencia en la gran pantalla.
En el proyecto, el autor y director no ha estado solo. Todo lo contrario. Las organizaciones Aboal, Amnistía Internacional, Save the Children o Entreculturas se han convertido en los principales avales de este montaje audiovisual. Inmersos en el continente africano, en países como Sierra Leona, encontramos una ruda situación para el desarrollo personal de las futuras generaciones.
Paula y Kaney son dos personajes -un niño soldado africano y una mujer española- que podrían no tener nada en común pero que llegarán a unir sus vidas irremediablemente a través de un disparo. En un puesto fronterizo, Paula y Kaney se encuentran y ése será el punto de partida de una dramática historia, en un escenario de miedo, v iolencia, y redención.
Una vez captados la salida no parece fácil. En ello trabajan las ONG’s que persiguen el objetivo de prevenir antes que lamentar. Aunque, en muchas ocasiones, se ven obligadas a paliar los efectos de los niños y niñas que ya ha empuñado un fusil, sin saber muy bien por qué.
Aterrizar y pisar la alfombra del Teatro Kodak, ubicado en Hollywood, en el ecuador de Los Ángeles, California, se ha convertido en una verdadera hazaña para quienes creen firmemente en la denuncia de las injusticias y la vulneración de los derechos humanos.
Aquí y ahora lo tenemos muy claro a la hora de emitir nuestro modesto voto: Oscar para la sensibilización social.