El trabajo comprometido de Alejandra Ancheita sale a la luz con la concesión del premio Nobel de Derechos Humanos 2014. Esta activista y abogada mexicana fundó la ONG ProDESC con el objetivo de defender a las comunidades indígenas de amenazas y agresiones de las empresas mineras y energéticas. Tampoco se olvida de los problemas derivados de la condición de inmigrante. Personas que optan por buscar mejores condiciones de vida alejadas de su arraigo familiar.
Desde su oficio de letrada, empleó con contundencia todo el conocimiento para reivindicar los derechos de personas desfavorecidas o en situación de desamparo en México. Reducir el maltrato y la discriminación a las personas de cultura indígena se ha convertido en el principal esfuerzo de una mujer entregada en reivindicar lo que es justo a nivel legal y social. Por mantener una postura inflexible ante la constante violación de derechos fundamentales, toda la plantilla de trabajadores de la organización que dirige Ancheita ha sufrido amenazas de muerte. Y no una sino varias veces.
En ocasiones, han sido objeto de seguimiento y vigilancia por denunciar a empresas de prospección y explotación minera una evidente falta de garantías y respeto hacia las comunidades indígenas que residen en zonas ricas en minerales o fuentes de energía. Las actuaciones legales no son nuevas en el campo de los Derechos Humanos. El coraje por afrontar este tipo de casos no han significado una limitación para Alejandra. Todo lo contrario: considera que las acciones contra las injusticias fragantes no deben quedar impunes e invisibles a ojos del mundo.
Denominada como la ‘abogada del diablo’ por sus detractores ha creído siempre en la voluntad y capacidad de perseguir a la justicia hasta las últimas consecuencias. No ha sido fácil; pero, eso lo tuvo claro desde el principio de su activismo. Suma ya tres lustros liderando una causa que logró poner en situaciones muy complicadas a multinacionales por no deponer sus intenciones de pisar y cercenar la dignidad de pueblos con una cultura diferente al modo de vida convencional.
Ha soportado campañas de desprestigio cargadas de una incontable cantidad de calumnias sobre su proceder. Sin embargo, ahora, este premio internacional le permite enterrar cualquier posible duda sobre su labor como una mujer de referencia incuestionable en el campo de los Derechos Humanos en el mundo.