“Bienvenido a nuestra comunidad”

Mujeres indígenas de la comunidad de Cayambe (Ecuador) recolectan hongos en los bosques como modo de vida. Foto: Wilson Morales

La cultura del envejecimiento indígena

El desprecio o la indiferencia de quien camina por la vida desprendiéndose de la piel de la juventud es otro de los síntomas de que una sociedad se encuentra carente y enferma de valores humanos esenciales. A medida que se logra prosperar en realidades como la tecnológica o la económica otras perspectivas comienzan a verse demasiado desenfocadas. Hacerse viejo no está y nunca estará de moda. Este postulado parece inevitable. Y lo no lo hará porque mantenerse o disimular que el tiempo no pasa por uno o una se ha convertido en una absurda carrera de fondo contra el propio destino. Continuar leyendo «“Bienvenido a nuestra comunidad”»

‘Abogada del diablo’

El trabajo comprometido de Alejandra Ancheita sale a la luz con la concesión del premio Nobel de Derechos Humanos 2014. Esta activista y abogada mexicana fundó la ‪‎ONG‬ ProDESC con el objetivo de defender a las comunidades indígenas‬ de amenazas y agresiones de las empresas mineras y energéticas. Tampoco se olvida de los problemas derivados de la condición de inmigrante. Personas que optan por buscar mejores condiciones de vida alejadas de su arraigo familiar.

Desde su oficio de letrada, empleó con contundencia todo el conocimiento para reivindicar los derechos de personas desfavorecidas o en situación de desamparo en México. Reducir el maltrato y la discriminación a las personas de cultura indígena se ha convertido en el principal esfuerzo de una mujer entregada en reivindicar lo que es justo a nivel legal y social. Por mantener una postura inflexible ante la constante violación de derechos fundamentales, toda la plantilla de trabajadores de la organización que dirige Ancheita ha sufrido amenazas de muerte. Y no una sino varias veces.

En ocasiones, han sido objeto de seguimiento y vigilancia por denunciar a empresas de prospección y explotación minera una evidente falta de garantías y respeto hacia las comunidades indígenas que residen en zonas ricas en minerales o fuentes de energía. Las actuaciones legales no son nuevas en el campo de los Derechos Humanos. El coraje por afrontar este tipo de casos no han significado una limitación para Alejandra. Todo lo contrario: considera que las acciones contra las injusticias fragantes no deben quedar impunes e invisibles a ojos del mundo.

Denominada como la ‘abogada del diablo’ por sus detractores ha creído siempre en la voluntad y capacidad de perseguir a la justicia hasta las últimas consecuencias. No ha sido fácil; pero, eso lo tuvo claro desde el principio de su activismo. Suma ya tres lustros liderando una causa que logró poner en situaciones muy complicadas a multinacionales por no deponer sus intenciones de pisar y cercenar la dignidad de pueblos con una cultura diferente al modo de vida convencional.

Ha soportado campañas de desprestigio cargadas de una incontable cantidad de calumnias sobre su proceder. Sin embargo, ahora, este premio internacional le permite enterrar cualquier posible duda sobre su labor como una mujer de referencia incuestionable en el campo de los Derechos Humanos en el mundo.

Los depredadores contaminan

El mundo indígena ha mostrado una rotunda negativa a mantener un leve contacto con el resto de los seres humanos de otras sociedades. En el año 2011, ese fue el deseo de la Tribu Mashco-Piro en Perú, al tener conocimiento de otros modelos de vida.

En las últimos meses, la necesidad por encontrar alimento motivo a esta comunidad a desplazarse a zonas pobladas en busca de comida. El permanente aislamiento que mantienen, por tradición y cultura, ha vuelto a suscitar una delicada situación  entre una y otra parte.

Dos de los miembros de la tribu observan, con atención, a otros seres humanos

A orillas de un río, en el interior de las fronteras de uno de los países andinos por excelencia, se han vuelto a ver las caras uno y otro pueblo. Cerca cien miembros, que forman parte del colectivo indígena, decidieron abandonar (de forma eventual) el radio de convivencia, con el consiguiente riesgo para la salud.

Según los expertos, el posible contacto con otros seres humanos pone en serio riesgo o compromiso el sistema inmunitario de los integrantes de la tribu. Así pues, no parece recomendable intentar un acercamiento sin unas mínimas medidas de prevención para evitar lo peor: la propagación de enfermedades impropias de su hábitat.

Llegados a este punto, el principal interrogante se centra en por qué los Mashco-Piro del Perú sufren este proceso migratorio en busca de un sustento.

Y, realmente, ¿las repercusiones de nuestra depredación registran un alcance tan elevado como para afectar a una pequeña tribu refugiada en mitad de la selva?