¿El Covid19 es fruto de la incidencia del ser humano en la biodiversidad?
Amenazas que estos días y meses igualan la realidad de todos. Pandemias que se convierte en un mismo reto global y que se tratan de afrontar de manera similar en el ámbito local. No hay duda que el Covid19 es una manifestación de lo vulnerables que somos ante partículas microscópicas, imperceptibles ante los cinco sentidos y desconocidas para el terreno de la ciencia.
La crisis sanitaria del coronavirus es una seria advertencia del nivel de invasión y alteración que estamos generando como especie en la biodiversidad. De lo alterada que se encuentra la cadena ecológica por nuestras osadas y egoístas acciones. Los expertos aseguran que, de no poner remedio y corregir muchos de nuestros comportamientos, habrá nuevas epidemias de esta magnitud.
De momento, la única vacuna preventiva es el confinamiento: un novedoso contexto para la mayoría que conlleva aparejado un estricto cambio de velocidad en el ritmo vida y una importante reducción en el consumo de los recursos naturales y materiales. Y mientras tanto, el planeta respira con alivio durante unos 50 días de media. Y las especies animales recuperan espacios de los que habían sido expulsadas a la fuerza.
Cambio climático
El Covid nos ha demostrado que no somos tan imprescindibles como creemos para que el planeta siga girando y funcionando. El coronavirus se ha convertido en la tarjeta de visita de la que ya denominan ‘nueva realidad’. Un escenario lleno de incertidumbre excepto que debemos zozobrar hacía un cambio estructural relevante. No parece lógico ir saltando de crisis en crisis cada poco tiempo. Porque, además, tiempo es lo que ya no sobra para que otros problemas añadidos a este puedan agravarse como consecuencia del cambio climático.
Esa ‘nueva normalidad’ supone que seremos más solidarios, menos lesivos para el medio en el que debíamos integrarnos y nos negamos a ello y más conscientes de que la salud de todos se sustenta en la buena salud del planeta. Si es así, demos la bienvenida a la nueva normalidad. Pero, por una cuestión de prudencia, mantengamos esta hipotética realidad en cuarentena hasta que seamos testigos directos de que se cumple.